Una CAV que funcione en plenitud, debe ser humana y solidaria; con raíces, necesidades y sueños comunes; autogestiva, responsable e innovadora; reflexiva y sistemática con sentido humano; horizontal: inclusiva y equitativa; comprometida con la vida digna y con experiencias y aprendizajes compartidos. Debe ser un colectivo cuyos miembros sepan que es posible estar mejor, que si bien ya existen experiencias exitosas, es posible definir objetivos en conjunto y trazar las rutas que nos lleven a alcanzarlos.

Existe una metodología base que tiene la finalidad de orientar la implementación de las CAV en todas las escuelas del estado, sin embargo, ésta puede ser adecuada por cada colectivo, a efecto de que avancen en los objetivos y aprendizajes que ellos mismos se planteen a través del diálogo.